Por definición, el duelo es un proceso de adaptación y de aceptación. Para elaborarlo es necesario, entre otras cosas, sentir la parte emocional, drenar y aliviarla. Los rituales y determinadas herramientas pueden facilitar el proceso, ya que actúan como reguladores de la emoción.
Es inevitable que ciertas cosas y/o actividades te recuerden a tu ser querido, el aniversario de su muerte, los días festivos, los cumpleaños o nuevos sucesos que sabes que la persona habría disfrutado. Cuando un ser querido fallece, es posible que te enfrentes a un sentimiento de aflicción por esa pérdida una y otra vez, incluso varios años después. La aflicción puede regresar el día del aniversario de la muerte de tu ser querido o en otro día especial del año.
Cuando recordamos a nuestros seres queridos fallecidos nos centramos en el pasado, y pensar en el pasado es símbolo de nostalgia y tristeza. Añoramos lo que hemos perdido y la idea de que no tenga vuelta atrás es difícil de encajar.
No hay límite de tiempo para el duelo, y las reacciones ante aniversarios te pueden afectar. Sin embargo, la intensidad del duelo suele disminuir con el tiempo.
Incluso aunque hayan pasado años después de una pérdida, es probable que sigas sintiéndote triste cuando te enfrentas con algo que te recuerda la muerte de tu ser querido. A medida que sigas recuperándote, adopta medidas para sobrellevar lo que te recuerda tu pérdida. Por ejemplo:
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